¿Qué es la psicomotricidad?
La psicomotricidad se basa en una concepción integral del ser humano en la cual se vinculan y se entrelazan en todo momento del desarrollo, los aspectos motrices, neurológicos, afectivos, sociales y cognitivos.
En los niños, el movimiento y la información sensorial son el alimento para tener un buen desarrollo del sistema nervioso. Este “soporte sensoriomotor” es la plataforma para alcanzar los procesos superiores de pensamiento.
Víctor Da Fonseca nos dice: “La motricidad es el medio por el cual la conciencia se construye y manifiesta, la motricidad misma conduce al desarrollo del cerebro, siendo el prerrequisito de la mielinización…. El desarrollo adecuado de la motricidad constituye una vía para un adecuado desarrollo intelectual.”
Es a partir del cuerpo, del contacto y la relación con otras personas, de la adquisición de posturas y movimientos, de la interacción con los objetos y el espacio, con las texturas, colores, olores, sabores y sonidos, como el cerebro va realizando las conexiones neurológicas que permiten el desarrollo y el aprendizaje.
El cuerpo es el mediador entre el mundo interno y el exterior, es a través del cuerpo como el niño conoce, manipula, se relaciona, actúa y transforma su entorno, al cual se va adaptando y comprendiendo paulatinamente.
El trabajo con el cuerpo, el movimiento y la integración sensorial, son indispensables en el aprendizaje. Es un hecho que el niño aprende a través de la acción, de manipular objetos, de contar sus dedos, de ver los colores y las formas de su entorno, entiende el espacio cuando se sube arriba de una mesa y se coloca adentro de una caja, todo el aprendizaje pasa por el cuerpo antes de poder convertirse en una imagen mental o en un concepto abstracto.
Todos los adultos que trabajamos con niños desde distintos espacios y profesiones, padres de familia, maestros, terapeutas, cuidadores, educadores o psicólogos, tenemos la responsabilidad de conocer como aprenden, como se desarrollan los pequeños para poder así apoyarlos en su crecimiento, en vez de obstaculizarlo.
En nuestras manos está proporcionar las condiciones necesarias para desarrollar el potencial individual de cada niño.
Dentro de estas condiciones me refiero a un entorno rico en estímulos sensoriales, con espacio suficiente para moverse y materiales para explorar las posibilidades corporales y cognitivas, con el acompañamiento de adultos que puedan ser empáticos y amorosos, que tengan el conocimiento preciso del desarrollo para intervenir de manera adecuada en el momento que se requiere y también para hacerse a un lado cuando es necesario.
Respondiendo a esta importante necesidad, propongo una serie de cursos que aportan conocimientos y herramientas prácticas para favorecer el aprendizaje y el desarrollo integral de los niños. ¡Ve a la sección de cursos!
Áreas de trabajo de la psicomotricidad
La psicomotricidad puede aplicarse en todas las etapas de la vida, comenzando por la intervención temprana con bebés, pasando por las distintas etapas de la infancia, la adolescencia y la adultez, hasta la gerontomotricidad enfocada en los adultos mayores.
En ocasiones, puede ser confundida con la gimnasia, la educación física o la terapia física. La diferencia es que la psicomotricidad contempla la dimensión emocional, cognitiva y social, no solamente el desempeño motriz o instrumental del cuerpo.
Dentro de esta disciplina de intermediación corporal, podemos diferenciar 3 áreas de trabajo: educación, reeducación y terapia.
La educación psicomotriz, tiene como objetivo facilitar y apoyar la consolidación de los procesos psicomotores (motrices, afectivos, cognitivos) en niños preescolares y escolares con la finalidad de lograr su adaptación al entorno. Puede ser aplicada en grupo, en contextos escolares e incluso como parte del curriculum académico o integrada a las distintas asignaturas.
Boscaini (1994) plantea que la educación psicomotriz parte de la experiencia vivida para llegar, mediante el descubrimiento y el uso del cuerpo, a la representación mental, al lenguaje y a la elaboración de la personalidad del niño. Este proceso va del acto al pensamiento, de lo concreto a lo abstracto, de la acción a la representación mental.
La reeducación psicomotriz, como su nombre lo indica, se enfoca en “reeducar” un proceso que no fue adquirido en el tiempo esperado o fue integrado erróneamente. Tal es el caso de un niño de 8 años que aún no puede escribir o de un adolescente que se aisla por tener torpeza en sus movimientos. Puede trabajarse de manera individual o en grupos pequeños debido a que se requiere una intervención más personalizada.
La terapia psicomotriz, sucede dentro de un encuadre terapéutico, y se enfoca en trabajar sobre los trastornos psicomotores, emocionales y cognitivos que impiden la adaptación del individuo a su medio ambiente. De igual manera, algunos profesionistas trabajan en grupos pequeños y otros de manera individual.
Procesos psicomotores
Los procesos que se trabajan en psicomotricidad son:
- Sistema postural. Tono, postura y equilibrio
- Esquema corporal
- Lateralidad
- Coordinación motriz
- Organización espacio temporal
La intervención psicomotriz parte del cuerpo y del movimiento para lograr el desarrollo integral de la personalidad y la adaptación del niñ@ a su entorno. Es importante partir de las posibilidades y las necesidades del niño, teniendo en cuenta que el vínculo afectivo es la base para cualquier proceso terapéutico y/o de aprendizaje.
Sistema Postural
El tono muscular es definido por los psicofisiólogos como la actividad de un músculo en reposo aparente. Esto quiere decir que el músculo está en constante actividad, aún cuando esto no se traduzca en movimiento o desplazamiento (Alexander, 1979).
El tono es un estado permanente de ligera contracción en el cual se encuentran los músculos estriados. La función tónica tiene la propiedad de regular la musculatura, la cual es la base la postura y permite que el cuerpo esté preparado para responder a las demandas de la vida.
El tono es también mediador en la comunicación entre el adulto y el niño, cuando aún no hay comunicación verbal. Actúa determinantemente sobre la formación y la expresión de las emociones y regula las actitudes, el gesto y la postura.
“El tono pone en relación la postura, el esquema corporal, la motricidad, la afectividad y la inteligencia” (Berruezo, 1994).
El equilibrio se encuentra relacionado con el tono, ya que los agentes realizadores del equilibrio son los músculos y los órganos sensoriomotores. Depende esencialmente del sistema vestibular, siendo el cerebelo el principal coordinador de toda la información involucrada.
Un organismo alcanza el equilibrio cuando puede mantener y controlar una postura, una actividad o un gesto. Es decir, que puede permanecer inmóvil o desplazarse en el espacio (marcha, carrera, salto) de manera exitosa.
El equilibrio es la base de la coordinación dinámica, si éste es defectuoso, el cuerpo tiene que gastar energía en una lucha constante contra el desequilibrio y la caída, lo cual provoca torpeza, imprecisión, movimientos parásitos, sincinecias, así como también, angustia y ansiedad.
La postura está relacionada con el tono y con el equilibrio, constituyendo una unidad tónico-postural que permite canalizar la energía necesaria y adoptar las posiciones adecuadas para realizar distintas acciones.
La postura no se refiere únicamente a la posición anatómica de una parte del cuerpo en relación a otra, sino que es la forma en la cual se relacionan los distintos segmentos del cuerpo para lograr un cambio, realizar una acción o mantener un mismo estado.
La postura, el tono y el equilibrio, son la base de las actividades motrices y son la plataforma donde se apoyan los procesos de aprendizaje. Es decir, que la evolución y adquisición correcta del sistema postural, posibilita la actividad motriz intencional y coordinada, la cual a su vez, posibilita el aprendizaje y el acceso a los procesos superiores de pensamiento.
Esquema corporal
El esquema corporal es el conocimiento que va adquiriendo el niño de su propio cuerpo, desde la sensación de cada una de sus partes, hasta la representación mental y el registro a nivel cerebral, que se va formando de cada segmento corporal.
Esta noción del cuerpo en estado de reposo y de movimiento, es eje del sentimiento y las actitudes hacia el propio cuerpo, las cuales condicionan la manera en la que una persona se relaciona con los demás.
El esquema corporal tiene una elaboración progresiva que va ligada a la maduración del sistema nervioso.
Este conocimiento del cuerpo, es en un principio intuitivo, sensorial y motriz, e inicia con el reconocimiento de los límites corporales. El niñ@ va formano un primer esbozo de esquema corporal inconsciente, que evolucionará hacia un esquema corporal consciente y posteriormente, a la capacidad de representación del propio cuerpo.
Este proceso de estructuración del esquema corporal, se completa aproximadamente a los doce años.
Coordinación motriz
“La coordinación motriz es la posibilidad que tenemos de ejecutar acciones que implican una gama diversa de movimientos en los que interviene la actividad de determinados segmentos, órganos o grupos musculares y la inhibición de otras partes del cuerpo…La coordinación posibilita la independencia e interdependencia de los movimientos segmentarios en la ejecución de una acción previamente representada.” (Berruezo, 1990).
Dentro de la coordinación motriz se distinguen dos grandes apartados:
La coordinación global, gruesa o dinámica general. Son los movimientos en los que se requiere del ajuste recíproco de todas las partes del cuerpo y que generalmente implican desplazamiento y locomoción.
La coordinación segmentaria o fina. Son los movimientos ajustados por el control de la visión. Puede estar involucrado uno o varios segmentos corporales.
Lateralidad
Nuestro cerebro está divivido en dos hemisferios, el derecho y el izquierdo. Esta diferenciación hemisférica, es producto de la evolución que ha tenido nuestro sistema nervioso a lo largo de miles de años. Es en realidad una especialización de funciones que le permite a nuestro cerebro organizar y procesar la información de mejor manera.
Cada uno de los hemisferios es responsable de funciones distintas que al integrarse permiten el desarrollo completo y armónico.
La lateralidad es biológica e innata, La lateralización se refiere al proceso a través del cual se define la prevalencia o especialización lateral, es decir, el lado dominante del cuerpo. Este proceso sucede de manera gradual de la siguiente manera:
1. Fase indiferenciada 0-2 años
2. Fase alternante 2-4 años
3. Fase definitiva 4-7 años
Organización espacio temporal
Todo acto se desarrolla en el espacio y por consiguiente ocupa un tiempo. La espacialidad y la temporalidad son inseparables en la acción, sin embargo, para su mejor comprensión, se hace una división en su estudio.
El espacio
Berruezo (1990) afirma que para el ser humano “el espacio es el lugar donde se sitúa y en el que se mueve. Nos desplazamos gracias a que disponemos de espacio y tenemos la posibilidad de ocuparlo de distintas maneras y en distintas posiciones.”
La noción del espacio se va elaborando y diversificando de modo progresivo a lo largo del desarrollo psicomotor en un sentido que va de lo próximo a lo lejano, de lo interior a lo exterior, de lo vivido a lo percibido, y finalmente a lo representado
El tiempo
El tiempo es un concepto abstracto que durante los primeros años de vida, está relacionado con la actividad concreta del niño, siendo un fenómeno subjetivo cargado de afectividad y asociado a las necesidades biológicas. Piaget (1968)
La primera percepción del tiempo es la regularidad en los estímulos, base sobre la cual posteriormente se ordenarán los acontecimientos. Es decir, que el tiempo se percibe en relación a la organización, regularidad, sucesión y estructura de los estímulos y acontecimientos.
Es a través de acciones o movimientos en los que el tiempo está presente, en forma de velocidad, duración, intervalo o sucesión, como se adquiere la noción del tiempo.